El traje de entrenamiento.

Hace tres días, en el centro que dirijo, se realizó el examen de pase de grado/cinturón. Es la primera promoción de este centro en el área de Sin Moo Hapkido y como soy como soy, decidí darles un pequeño discurso vestido con la ropa de trabajo (de trabajar en las cosas que faltan por acabar en el centro); más o menos fue esto:

" Hola, más de uno os habréis preguntado como un día especial como el de hoy, no guardo la etiqueta, no me he arreglado (uno de ellos dijo que me había afeitado) y la cuestión es muy simple, por un lado a partir de hoy sereis cintos amarillos, un nivel al que se le da poca importancia pero que la tiene toda... es la base y el resto de grados vienen rodados si esa base es sólida (aquí empleé resumida la parábola de Jesús de Nazaret sobre la casa construida en la arena y la casa construida sobre roca). Y aparte de las obligaciones y derechos que conlleva un grado/cinturón, hay algo que debéis reflexionar... Lo que ya habeis aprendido está en vuestro dobok o está en vuestra cabeza y en la memoria motriz? Evidentemente no necesitáis pensar mucho para contestar que en la cabeza, así que pensar que vuestro "Hapkido" es el contenido, la ropa sólo un envoltorio y por la misma regla de tres, cuando tengáis a alguien delante no le subestimeis ni como persona ni como posible artista marcial. Ya me paro aquí que no soy vuestro maestro, pero como director del Centre Chi Shin me apetecía comentaros esto. He visto vuestro progreso y estad seguros que pese a vuestros nervios... aprobaréis"

Volvamos a la etiqueta.

Hace años el maestro Francisco Girona de Hung Kuen, escribió un artículo genial hablando sobre la ropa de entrenamiento en artes marciales (opinión que ya entonces compartí) y básicamente decía que la ropa de entrenamiento era eso, ropa de entrenamiento, y que se vestían de una manera concreta más por tradición y comodidad que porque la ropa fuese a hacerles "artistas marciales", en España hay un dicho "El hábito no hace al monje" y aún siendo de conocimiento popular, todavía hay personas que se dejan deslumbrar por un traje de entrenamiento bien planchado junto a una pose de "soy el maestro por excelencia".

Como he mencionado, el traje es por tradición y comodidad,  no vamos a hablar de ellos pero si de los significados no evidentes. Al llevar todos el mismo traje se iguala a todos, de manera que nadie se siente por encima de nadie, todos tienen el mismo objetivo (aprender) y saben que para ello deben dejar el "ego" de lado (lo cual no significa no entrenar tan duro como sea posible, aunque sea más que los demás), además implica respeto, puesto que al trabajar en distancias cortas, igual que a uno le puede resultar desagradable que la ropa del otro "huela" o esté "sucia", ese uno se aplica el cuento y muestra su respeto llevándola "limpia". Sin embargo tiene sus sombras también. Para muchos practicantes existe la asociación entre traje y hacer su arte marcial, de manera que cuando no lo llevan puesto sienten que no van a realizar las "técnicas", las "formas" correctamente; como si con el traje viniese todo ello de serie (me encanta ver videos donde chinos de distintas edades muestran su marcialidad con la ropa que llevan en ese momento).

Gaby C

Ps: Para quien esté interesado scanearé el artículo mencionado del maestro Francisco Girona aparecido en la revista El Budoka, en breve.

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